domingo, 2 de diciembre de 2012

El sello básico del edificio como propuesta para la rehabilitación arquitectónica, integral y sostenible al servicio de la sociedad (GT-23)

El sello básico del edificio como herramienta de ayuda a los propietarios y a la administración para poner en marcha un plan de mejora integral del parque edificado 

Coordina: Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España 

Una vez más se evidencia la necesidad de cambio del paradigma de modelo de desarrollo, en este caso en el modelo del sector de la edificación. Un cambio que se antoja necesario pero para el cual no hay herramientas adecuadas y eficientes para que se produzca a nivel global. Expertos y profesionales apuntan hacia la rehabilitación como la actividad capaz de reorientar este sector económico que se encuentra en estos momentos gravemente afectado por la crisis económica. Esto implica un cambio profundo para los profesionales y las empresas del sector y así mismo para la sociedad. Hay que reinventar la profesión. 

El gran problema es que hasta ahora la rehabilitación no ha sido considerada de forma global y que no existe una metodología transversal y única. Esto, añadido a la falta de cultura de mejora y rehabilitación de los edificios construidos y a la grave situación económica de muchas familias, hace que sea necesario incentivar este nuevo modelo desde todos los ámbitos. Entender la rehabilitación como una mejora no sólo arquitectónica sino también como una mejora de las condiciones de confort y habitabilidad, y sobre todo una sustancial mejora en cuanto a reducción del consumo energético y por tanto de las emisiones de CO2. La reorientación del sector es un reto con importantes objetivos sociales, económicos y ambientales y una oportunidad para reactivar el sector y mejorar la estructura social y la calidad de vida de los ciudadanos con menor capacidad adquisitiva. 

Por tanto, el sello básico nace con dos objetivos claros: instrumento integrador para mejorar la calidad de vida de los usuarios de los edificios y ayudar a reorientar el sector de la construcción hacia un modelo económicamente viable. Para ello se debe implicar a todos los agentes que en ella participan. A los usuarios y a los propietarios, haciéndoles conscientes del estado de los edificios y del potencial de mejora de los mismos. Y así mismo insistiendo en la importancia del buen uso y mantenimiento como parte de la actuación. A los profesionales para que esta mejora de los edificios se convierta en un incentivo económico y una oportunidad de mejora del prestigio social. A las empresas asociadas para reorientar su actividad hacia este nuevo sector, readaptando la cualificación profesional de sus trabajadores y medios hacia nuevas líneas de trabajo e investigación. Y por último, a las administraciones, que juegan un papel fundamental aportando subvenciones e incentivos fiscales, aspectos clave en esta reconversión. 

El sello básico debe tener un carácter integral y flexible. Las intervenciones se realizan en edificios en uso por lo que se debe adaptar la intervención a dicha situación. Además, otro aspecto condicionante es la existencia de varios propietarios que a su vez posiblemente tengan distintos intereses. Unido a la situación económica, los procesos de rehabilitación serán largos en el tiempo, tanto en planteamiento como en ejecución. Otro factor que hace fundamental establecer procedimientos flexibles y metas intermedias, sin olvidar los objetivos a largo plazo, para incentivar y estimular el consiguiente logro mayor. Por tanto, estos tres condicionantes: edificios ocupados, largos plazos de actuación y resultados que incentiven a corto plazo, deben de tomarse en consideración cuando se plantee un procedimiento de certificación de las intervenciones de rehabilitación integral. 

La normativa vigente solo introduce una serie de excepciones en el ámbito de actuaciones sobre edificios existentes y el sello básico pretende estimular la rehabilitación integrada de calidad estableciendo una escala de adaptación a la normativa vigente, para que el usuario conozca la situación de su edificio en el cumplimiento de las exigencias de funcionalidad, seguridad y habitabilidad que fija el código técnico. Además, en esta escala de adaptación, pretende hacer visible aquellos edificios que superen los requisitos estrictamente regulados y muestren una mejora sustancial en la mejora de la calidad de vida de los usuarios y la protección del medio ambiente, y con ello mostrar el valor económico añadido de los mismos. 

Es necesario un diagnóstico claro y completo del estado del edificio, un análisis profundo y transversal, así como desarrollar una guía de procedimiento y que se adapte a los factores anteriormente expuestos. Por todos los condicionantes expuestos anteriormente en términos de plazos y financiación se plantea una posible variedad de sellos organizados por el tipo de prestación que ofrece el edificio después de la intervención (funcional, de habitabilidad, energética…). 

Como reflexión se hace imposible la reorientación del sector hacia la rehabilitación y la implantación verdaderamente eficiente del sello sin dos factores: la financiación y la exigibilidad. La financiación en los procesos de rehabilitación como parte necesaria y en distintos grados: la aportación de los propietarios, las subvenciones de la administración, los incentivos fiscales, el potencial ahorro energético, el crédito bancario… Y la exigencia a los usuarios, ya que sin ciertos grados de exigibilidad y en un grado acorde a los tiempos que corren, será muy difícil dicha reconversión. Pero sobre todo, nunca se puede hablar de exigibilidad sin financiación.


Luis Grande Pérez

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